Una visión femenina de la Astrología para descubrir nuevos dones, conocerte mejor, y transformarte!
El mundo necesita una nueva mirada sobre la Astrología, como herramienta que nos facilite nuevas opciones para vivir en una realidad cada vez más imprevisible y cambiante. Deseamos movernos hacia modos de vida más basados en la empatía, el amor y la solidaridad, pero aún tenemos mucho para sanar y la Astrología guarda muchas respuestas que necesitamos redescubrir y explorar.
Durante los últimos tiempos, se ha desperdiciado bastante el verdadero tesoro de la Astrología, relegándola a la función predictiva del horóscopo dominical. Tomándola como entretenimiento o superstición, la mayoría de las personas intenta auto definirse por el signo que transitaba el sol el día de su nacimiento, creando tribus de afinidades que son ficticias porque nuestra personalidad es en realidad el producto de cómo están combinados los planetas de acuerdo a los signos y las casas de nuestra carta natal en las que se encuentren. Y esa distribución está marcada de alguna manera por el signo ascendente.
La carta natal es una foto del cielo tomada el día y la hora de nuestro nacimiento, según sea el lugar del planeta donde hayamos aparecido en el mundo. Si logramos descubrir de qué manera puede convertirse en nuestro GPS en el camino de la vida, podemos encontrar claves y herramientas significativas para conocer nuestras fortalezas y debilidades, nuestros talentos y poderes así como enemigos internos ocultos, para poder sacarlos a la luz. Así, podremos conocernos mejor y tomar las riendas de nuestro propio destino, en lugar de movernos como marionetas a su merced, sin otro remedio que leer los horóscopos sin que eso nos sirva tampoco para resignarnos.
En el universo simbólico y misterioso de nuestra carta natal, se encuentran las fuerzas arquetípicas que contamos para crear nuestra propia manera de transitar en la vida. Ahora bien, qué es un arquetipo y cómo podemos identificarlos en nuestra carta natal? ¿Para qué nos sirve conocerlos?
Encontramos las huellas de estos arquetipos en la mitología y la literatura. En ellas aparecen dioses y diosas que nos muestran diferentes opciones o modos de actuar ante los desafíos de la vida. A través de sus mitos, nos conectamos con estos seres que encarnan de forma simbólica las fuerzas de la naturaleza y aspectos que son inherentes a la condición humana. El conocimiento de esas historias se ha transmitido en forma oral, reflejando la cosmovisión -es decir, el sistema de creencias- de cada cultura.
El rol de las Diosas en la Astrología Psicólogica.
En la carta natal astrológica, encontramos esas fuerzas arquetípicas en las Diosas y Dioses representados por planetas, asteroides, luminarias y otros elementos como los puntos de encuentro entre sus órbitas. El viaje de estos arquetipos a través de la rueda del zodíaco establece un dibujo de encuentros y desafíos que van formando la trama de nuestra vida, nuestro mito personal.
Cuando menos conocemos los modos en que operan estas fuerzas ocultas en nosotros, nuestra vida responde más a factores inconscientes, que no podemos determinar. Pero cuando empezamos a traer toda esa información a la luz de nuestra conciencia es cuando nos volvemos protagonistas y escritores de nuestra propia historia.
Conocer y aprender a interpretar el mapa de nuestra carta natal nos permite elegir de un modo consciente cómo vamos a reaccionar ante los eventos significativos de nuestra vida. Sin embargo, los roles y energías más relevantes en la Astrología han sido asignados a divinidades masculinas. Con lo cual, las mujeres, hemos contado con pocos elementos para poder sentirnos identificadas o a gusto contactando con ellos.
De una tradición femenina primordial nacieron todas las religiones, sistemas de creencias y mitologías que el patriarcado tergiversó, fragmentándolas y re-orientándolas hacia un esquema basado en el poder del hombre para controlar a la naturaleza y a las mujeres. Resignificando imágenes y reescribiendo historias, fragmentaron los aspectos abarcativos de la Gran Diosa y la transformaron en deidades menores, vinculadas a los grandes dioses masculinos como esposas, hijas, subordinadas y víctimas de sus violaciones. Expulsaron a Eva y Lilith del paraíso, la Creación que había sido parida por la propia Diosa, desde su esencia.
Pero incluso en las religiones patriarcales, que no tienen más que unos 5.000 años de antigüedad, podemos encontrar vestigios de aquella sabiduría femenina, como si fueran piezas de un rompecabezas.
Allí donde hay un dios implacable y previsible, hay más de una Diosa, ejerciendo su poder de un modo diferente, cambiante y flexible. Ellas nos otorgan una mayor amplitud de opciones en cuanto a modos de vivir una determinada energía, mostrándonos un rostro femenino, que no tiene necesariamente que ver con los roles que la sociedad patriarcal había asignado a las mujeres.
Y también hay diosas muy poderosas, capaces de cumplir más de un rol, incluso los representados por los planetas transpersonales, que son los más abarcativos. Por ejemplo, podemos encontrar características de Hécate en las atribuidas a Saturno, Plutón o Júpiter. Aunque Keridwen, la Diosa del inframundo celta, puede mostrarnos que la muerte no es el final de la vida sino un proceso de transformación personal, en el cual no somos abandonadas a un destino injusto o sin sentido.
En general, las historias de las Diosas Griegas han pasado por el tamiz cercenador del patriarcado. La Afrodita que comúnmente conocemos es caprichosa, lujuriosa y vengativa. No resulta fácil relacionarla con la balanza de Libra, excepto con su condición de benefactora de las artes y madre de las musas. Sin embargo, estos atributos que sí son profundos, por lo general son banalizados al mostrar muchas veces a Libra con un apego exacerbado por lo estético, tachándolo de superficial.
También resulta desdibujada en su rol como regente de Tauro. Pero podemos llegar a comprender mejor su autoridad si viajamos hacia atrás en el tiempo y vemos cómo la misma Diosa del Amor tiene la capacidad de ser tanto madre como amante, roles que han sido distorsionados en la cultura en la cual vivimos. Esa Venus primitiva encarna la sacralidad de la materia, en contraposición a la huida del cuerpo que plantean las religiones orientales o a su demonización, como en el caso de las tradiciones judeo-cristianas.
Descubrir el infinito universo de potenciales femeninos que nos ofrece nuestra carta natal puede resultarnos como una carrera de obstáculos, si continuamos viendo los roles de los planetas dominantes únicamente como dioses masculinos. Esta mirada patriarcal nos limita y nos mantiene apartadas de acceder a una fuente inagotable de recursos prácticos, imaginativos, inspiradores, a la riqueza bella y poderosa de la dimensión femenina.
La aplicación de un Zodíaco solamente conformado por Diosas, nos ayuda a comprender de qué manera la complejidad femenina va más allá de la estructuración habitual con la que se articula el pensamiento masculino. Incluso el contacto de los planetas entre sí, en determinadas casas y signos, da como resultado la aparición de otras Diosas, que son merecedoras de ser analizadas en un posterior estudio. Por ejemplo, Plutón desde la óptica del Zodíaco de la Diosa es Keridwen y la Venus regente de Libra es la Afrodita Urania, la que está más conectada con el cielo que con los intercambios carnales. Cuando Plutón –Keridwen está en conjunción con Venus, el resultado puede ser una Perséfone o una Lilith. Saber determinar cuál es la que manifiesta una persona determinada, estará dado por los aspectos que tenga con otras Diosas o el modo en que ellas están relacionadas entre sí o dependerá de las combinaciones con los signos y las casas en donde se encuentren.
Aquí se ponen en juego la intuición y el conocimiento para poder arribar a una lectura de la cual surjan las herramientas necesarias para que esa persona pueda superar sus heridas, viéndolas desde otra perspectiva y empoderándose a sí misma mediante el reconocimiento de su historia vida en las historias de las Diosas.
Conociendo a las Diosas que se relacionan con las energías de los planetas y los signos, tenemos más posibilidades para desarrollarnos, independientemente de haber nacido mujeres o varones.
´´Conócete a ti mismo y conocerás a los Dioses´´, podía leerse en la entrada del Oráculo de Delfos. Y también la frase ´´nada en exceso´´. Para dar a luz a un nuevo mundo pos-pandémico y pos-patriarcal sería interesante reemplazar esas frases por ´´Conoce a las Diosas y te conocerás a ti misma´´ y ´´La Diosa/Vida es abundancia y riqueza y tú has nacido para co-crearlas, compartirlas y disfrutarlas´´.
Uno de los propósitos de la encarnación del alma es expandir sus dones a través de la experiencia de vida en la tierra. Conocer la diversidad y belleza de las Diosas es una fuente inagotable de recursos imaginativos y creativos, que te permitirán configurar tu propio universo.
Las visiones del Zodíaco femenino que propone Diosa de las Estrellas está dirigido a las nuevas mujeres y los nuevos hombres que están asumiendo la responsabilidad de cambiar el modo en el cual vivimos sobre este bello planeta. Que encuentres en este camino, los espejos que estás necesitando para reflejar los mejores rostros de la Diosa y ser la creadora o creador de un mito épico que sea capaz de hacer una diferencia en la historia.
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